Detecto una corriente subterránea en la sociedad española que cada vez se encuentra más en la superficie. Es una corriente que viene cargada de conformismo con la pobreza. Nada hay peor para un país que «acostumbrarse a ser pobre». Nada hay más letal, que pensar que no hay nada que hacer para salir de una situación económica difícil.
Todos nos hemos convertido en «conservadores» o como dice el chiste en «fans del consumismo: consumismo zapato, consumismo coche, consumismo etcétera». Pero un país resignado no puede avanzar. Nada en nuestro horizonte es suficientemente claro como para que nos pueda indicar el camino: ni nuestros políticos más cercanos – los ayuntamientos son todos nidos de corrupción y estulticia, refugio de los peores estudiantes de la ciudad -, ni nuestros políticos de altos vuelos, los que ocupan el Congreso y el Gobierno; ni nuestras Instituciones, con la Monarquía en carne viva, la Justicia, que en lugar de ciega, tiene unos ojos saltones que no la dejan funcionar con imparcialidad; ni tampoco el motor de la riqueza que son las empresas, que están pasándolo muy mal, y que, realmente ya no pueden más, porque no existe en España el entorno para que se pueda crear riqueza, porque todo, absolutamente todo está invadido por una política corrupta, esclava del «si señor mande Usted» del lidercillo de turno, huérfana de todo pensamiento libre, que es el único que puede conducir a buenas soluciones.
La historia nos ha situado a los españoles en un callejón sin salida. El único paisaje que se nos dibuja es el de la pobreza. Es mejor que vayamos pensando en recuperar la ropa heredada, la ropa de «estar por casa», a los coches con cientos de miles de kilómetros, a una semana de vacaciones, y a tener el típico «traje de los domingos».
¿Os estáis vosotros también acostumbrando a la pobreza? ¿Estáis haciendo algo para que no sea así? ¿Tenéis alguna solución?
P.D.: Es triste, yo en las anteriores elecciones abrí una discusión en Linkedin para que la gente diera ideas para un nuevo partido político (ya tenía claro que el bipartidismo es una tomadura de pelo de nuestra «no-democracia») y casi nadie participó. Así es nuestra realidad.